LA MIRADA QUE DUELE



Ante los ojos se eleva la apariencia, erguida, digna pero cansada de tanta espera, de tanta tensión, de tan espesa que es la mirada.

Y suele sonreír nerviosa cuando la evocan, y derramar un hedor de dudas cuando la celebran.
Llora cuando la ignoran.
Polillas se posan sobre sus pestañas y arremete con una pose de furiosa cobardía.

Esa apariencia que todos admiran, esa apariencia que se desarma

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